martes, 25 de diciembre de 2007

Los 400 ternos




Como en una película de Françoise Truffaut, la historia de los 400 ternos de Rocky Belmonte es la caída en desgracia prematura de un pequeño talento. Desperdició su gran voz castellanizando covers de The Cure (Boy's don't cry) y U2 (New year's day, Sunday bloody sunday) con el chimbotano grupo Taxi. Durante años se dedicó exclusivamente a interpretar baladas como Volcán (Yo que fui tormenta/yo que fui tornado/Yo que fui volcan/soy un volcan apagado) y salsas como Desde el fondo de mi corazón. Cuando por fin se armó de valor para escoger sus propios temas, desperdició a un compositor de música electrónica de avanzada como Maurice Santa Cruz haciéndole componer monses baladas. Finalmente, mintió al asegurar que había ganado un festival de baladistas en Holanda, para luego ser acusado de violación y, bueno. La historia está relatada en primera persona y algo a destiempo en el blog http://www.losternosderocky.blogspot.com/.


Pero Javier Lishner, tiene otra versión de los hechos. En su interesante blog (jamás pensé decir eso de un ex conductor de Fantástico) Lishner compara el fugaz estrellato de Rocky con el de Peter Frampton. Además, cuenta la anécdota que petardeó la creciente carrera de Belmonte y parió, simultáneamente, la leyenda de los infames 400 ternos Miami Style. Ocurrió en 1991, cuando el entrevistador de turno (Jaime Bayly) le dijo que prefería tener un solo traje oscuro antes que los 400 ternos que Belmonte se ufanaba de poseer. Recuerdo haber visto esa entrevista. Era como si de pronto todo el Perú se hubiera percatado recién en ese instante de aquellos brazos remangados.


De cualquier forma, Belmonte quedó atrapado en una época, como sus trajes. Hay un antes y después de Rocky (AR/DR), el ejemplo por antonomasia del animador carismático, zalamero y exento de la picardía necesaria para sobrevivir a una entrevista. Tras su ostracismo del negocio del espectáculo empezó a codearse con bandas de heavy metal antes de convertirse en cantante de tex-mex. Fue el rostro de las máquinas de afeitar Fantástico, maestro de ceremonias en México, animador de fiestas privadas, y actor en alguna coproducción peruano-boliviana de Leonidas Zegarra. Luego desapareció.

1 comentario:

Galileus dijo...

Lamentable desde todo punto de vista, el caso Belmonte. Aprovecho para dejarte un saludo por Navidad, que hayas tenido una Noche Buena tranquila, en compañía de tus seres queridos y que el 2008 nos vaya mejor a todos los peruanos y que nos hagamos menos "mala sangre"... :)

Saludos galileanos!